Si los OVNI o UFO son realmente extraterrestres -y ojalá también benévolos-, su estudio podría transformar las perspectivas del conocimiento y el progreso de la humanidad. En su libro El fin de la Infancia (Childhood’s End), el famoso escritor Arthur C. Clarke cuenta la historia de una invasión alienígena pacífica de la Tierra que se produce a expensas de la identidad y la cultura únicas de la humanidad.
El congreso de los Estados Unidos publicó en enero su informe sobre objetos voladores no identificados. Los informes sobre estos objetos (OVNI) que ha recogido los Estados Unidos ascienden a 510 informes, muchos de los cuales vuelan en espacio aéreo militar sensible o restringido. Aunque no hay pruebas de la presencia de extraterrestres, siguen constituyendo una amenaza, afirma el Gobierno en un resumen de informe desclasificado publicado este jueves (12.01.2023).
Al parecer, el informe concluye que es probable que algunos de los ovnis sean objetos reales cuya naturaleza no puede evaluarse con firmeza o seguridad. Otros tanto se ha logrado identificar con certeza su origen, como algunos globos que en febrero del 2023 sobrevolaron Estados Unidos, Canadá y otros países del continente provenientes de China.
Por ello, lo más probable es que los objetos reportados tengan explicaciones de este mundo, pero se necesita mejores pruebas para estar seguros. Si representan tecnología extraterrestre, los ovnis podrían ser equipos robóticos autónomos que siguen un modelo elaborado por una especie inteligente más allá de la Tierra. Incluso podrían ser máquinas autorreplicantes, como las imaginadas por la máquina de John von Neumann.
¿Los OVNIS son tecnología humana avanzada?
Nuestra tecnología actual evoluciona exponencialmente en una escala de tiempo de unos pocos años. Los dispositivos que utilizamos hoy habrían parecido imposibles hace un siglo. La conectividad Wi-Fi global e Internet han revolucionado el comportamiento humano en las últimas décadas, y lo mismo ocurrirá con la inteligencia artificial, la robótica y la ingeniería genética en décadas futuras.
Dado que la mayoría de las estrellas se formaron miles de millones de años antes que el Sol, es concebible que las civilizaciones tecnológicas que surgieron a su alrededor tuvieran más tiempo que nosotros para desarrollar su ciencia y tecnología, y crearan equipos que representan nuestro futuro y que ahora nos parecerían mágicos. Este hardware podría ser tan avanzado que nos parecería una aproximación a Dios.
Cuando un equipo así nos visitara, el encuentro se haría eco de nuestra experiencia infantil de no comprender del todo las acciones de un poder superior que mira por encima de nuestros hombros. La posibilidad de que los ovnis del Pentágono sean de fabricación humana puede excluirse potencialmente identificando comportamientos que no pueden ser reproducidos por nuestros equipos más avanzados.
Conocemos nuestros límites tecnológicos porque cualquier avance que los superara con creces habría introducido importantes ventajas comerciales o militares y se habría visto representado en el mercado de consumo o en el campo de batalla.
¿Creer o no creer?: ¡He ahí el dilema!

No obstante, la mayoría de la gente podría optar por ignorar el informe del Pentágono y mantener una actitud de indiferencia. Y es comprensible. Las personas tratan de elegir permanecer incrédulos por mucho tiempo, pues no es fácil reconocer, ni ayuda al ego humano, la idea de que exista otra especie más inteligente que nosotros en la vía láctea o el infinito espacio.
Pero a la realidad no sigue patronos de creencias. La existencia de vecinos no se altera si cerramos las cortinas de nuestras ventanas y los ignoramos. El Pentágono tiene acceso a muchos más datos de los que hace públicos. Por ello, la comunidad científica debe estudiar más de cerca los ovnis recogiendo y analizando nuevos datos con los mejores instrumentos y ordenadores en una configuración controlada para determinar su naturaleza, sea humano o no. Estos nuevos datos pueden obtenerse mediante aparatos de medición con capacidades muy superiores a los equipos que proporcionaron datos sobre ovnis en años pasados.
Acceso abierto a la información
Encontrar una respuesta concluyente sobre la base de datos abiertos aumentará la confianza del público en el conocimiento basado en pruebas. Después de la publicación del tan esperado informe, el misterio OVNI sigue rodeado y alimentándose de especulaciones sin fundamento. Un experimento científico decisivo podría despejar las dudas. Para ello, es necesario desclasificar toda la información posible para generar confianza en la comunidad científica y cambiar el trato que se le da a las personas que observan o reportan estos avistamientos anómalos.
Independientemente de que el origen de los ovnis sea terrestre o extraterrestre, aprenderemos algo nuevo y apasionante estudiándolos científicamente. Y no es sólo el material lo que nos interesará. Es el significado de su existencia, la intención de quienes los fabricaron. Un solo OVNI de origen extraterrestre inspirará a los humanos el temor de que los alienígenas puedan ser malévolos, como creía Stephen Hawking, pero también existe la posibilidad que sean benévolos.
Como en El fin de la infancia, podrían ser para nosotros lo que unos padres cariñosos son para sus propios hijos pequeños. Esperemos que, llegado el momento, sepamos que su intención es sabia y bienintencionada.